La infancia suele ser el periodo más remarcable en la vida de toda persona porque, al no estar todavia tan golpeado por la vida, niños y niñas pueden absorver los hechos cotidianos sin una capa de cinismo sobre ellos que haga resbalar las buenas sensaciones y ponga a dormir los buenos sentimientos.
De hecho, la mayoria de los adultos mayores a treinta años pueden recordar, hoy en dia, como era ser niños, como era sentir que, cada verano, al terminar las clases, la vida realmente comenzaba porque ya no habia maestros ni tareas para hacer y solo quedaba espacio para la diversion.
La diversion, por supuesto, no era como ahora porque no habia Internet y, al no haber Internet no habia facebook, no habia yahoo, no habia google, no habia fotolog, no habia... no habia muchas cosas, lo que si habia era un barrio lleno de amigos con los cuales pasarlas bien.
Corriendo, saltando, jugando a la pelota y al escondite, los niños españoles hasta bien entrados los ochenta solian gozar cada instante de un verano que querian interminable aunque sabian que algun dia terminaria; lo mejor de esos dias era visitar el huerto de los abuelos.
Si, porque en esos años, cuando las gaseosas todavia no se habian popularizado, lo mejor era coger directamente de los arboles -previo permiso de los abuelos, por supuesto- esas hermosas, doradas, jugosas naranjas y comerlas para recuperar la energia gastada en las horas anteriores.
Cualquier niño que haya probado esas naranjas seguramente no puede olvidarlas y es por ese motivo que un joven grupo de agricultores decidio dejar de lado la fugaz mecanizacion impuesta por las grandes compañias y comercializar las mejores naranjas de Valencia.
Naranjas iguales a las que tantos españoles comieron de niños, naranjas sin agregados quimicos, naranjas exquisitas que parecen derretirse en la boca, naranjas, en definitiva, que nadie deberia dejar de probar.
Visite la pagina web de estos jovenes agricultores y no saldra defraudado: www.naranjasdelmijares.com/
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