Los registros historicos indican que el asentamiento que dio origen a lo que, con el tiempo, se convertiria Cordoba, fue en el siglo III (a.C) aunque la presencia que realmente tuvo verdadera importancia fue la romana, cuyos ejercitos conquistaron el lugar poniendole el nombre de Corduba y convirtiendolo en capital de su provincia Hispania Ulterior Baetica.
En el año 711, el avance musulmán fue tan poderoso que les permitió dominar gran parte de esta región, dominio que mantuvieron durante décadas, convirtiendo a Córdoba en uno de sus principales centros de reunión, no solo militar -recordemos que allí llegaban y partian importantes funcionarios administrativos y jefes guerreros- sino también cultural y comercial.
En esos años, Córdoba a contaba con una generosa biblioteca pública además de una universidad y una veintena de escuelas donde se dictaban clases a los niños. También se construyeron hermosos jardines que bordeaban los inmensos palacios.
La construcción de la Gran Mezquita le agregó un factor muy atractivo porque se convirtió en un centro de peregrinación para los fieles.
En 1246, finalmente Córdoba es reconquistada gracias al rey Fernando III e incorporada definitivamente como parte de Castilla y León. La ciudad se llena entonces de nobles que se reparten las tierras gracias otorgadas por el rey pero tambien de artesanos, albañiles, carpinteros y una larga lista de obreros que decide aprovechar el nuevo centro urbano para buscar el siempre dificil bienestar económico.
La situación de Córdoba se vio complicada -como otras regiones de España- por la aparición de la Peste Negra, primero en 1349 y luego en 1363, que causo éxodos de la población original, en busca de mejores horizontes comerciales.
Esta situación se revertira en el siglo XV, cuando los Reyes Católicos se establezcan -junto a su corte- en Córdoba para emprender su guerra contra el Reino de Granada. Esto genera una importante actividad comercial ademas de atraer a innumerables aristocratas al lugar que gastan allí su dinero ademas de instalarse con sus familias para dar muestras públicas de su fidelidad a la corona.
La concentración del ejercito y la nobleza en Córdoba genera la reactivación -o creación- de importantes industrias, entre las que deben incluirse la creación de barcos y cañones para la guerra que estaba librándose. También deben construirse númerosos molinos para poder satisfacer la demanda de harina del ejercito acartonado en la ciudad.
Cuando termina la guerra con los moros, tras la entrega de Granada en 1492, la ciudad pierde su importancia y muchos de los ciudadanos prueban suerte viajando a la América recien descubierta por Colón donde esperan obtener las ganancias perdidas en su propio país.
Décadas mas décadas de trabajo van logrando levantar a Córdoba hasta llegar al siglo XX, en el cual la rica historia de los siglos pasados, que aparece registrada en innumerables documentos, calles y edificios de la ciudad, se vuelve una fuente importante de ingresos.
Porque gracias a la gran cantidad de hechos ocurridos en ella -a lo que debe sumarse su posición geográfica-, Córdoba goza ya en el siglo XX de uno de los patrimonios culturales mas valiosos del mundo, una poderosa atracción turística que no tardara en explotar.
Por supuesto, además existen otras importantes industrias como la agricultura -con especial atención al cultivo del olivar y el trigo-, la joyería, la construcción y las tareas inmobiliarias.
El 17 de diciembre de 1984, Córdoba es declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un honor más que merecido si se tiene en cuenta su rica historia cultural.
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