En una de sus grandes, divertidisimas cronicas, Roberto Arlt, posiblemente el mas grande escritor argentino del siglo XX junto a Jorge Luis Borges, habla de las visitas inesperadas, de esas personas que caen sin aviso y nos arruinan el dia.
En su aguafuerte él comenta el caso de un poeta que, una vez al mes al menos, se dedica a importunarlo con un inmenso poema que esta escribiendo sobre su pueblo natal y, antes que pueda detenerlo, ya lo tiene como al personaje de El Alpeh, relatando centenares de versos aburridisimos.
Sin embargo, como nosotros no somos escritores en nuestro caso no debemos quejarnos de escritores amigos que nos importunan con sus aburridos poemas sino con las visitas de los parientes, los siempre inoportunos y cargantes parientes.
Esos pesados y cargosos parientes que no queremos pero debemos soportar porque la unidad familiar asi lo requiere y no podemos, aunque lo deseemos, oponernos a ella (mamá se quejaria, papá se quejaria, etc, etc, por no tener instinto familiar...)
Lo interesante de esta situacion es el grado de fingimiento que ambas parten manejan: nosotros sabemos exactamente a que vinieron y ellos saben que sabemos a que vinieron pero, para mantener las formas, todos esbozamos sonrisas e intentamos adivinar el pensamiento del otro.
Lo unico positivo que puede sacarse de esto es que nos permite echar, a traves de los ojos de un tercero, una mirada completamente desapasionada hacia nuestro hogar, permitiendo darnos cuenta la gran cantidad de detalles que llevamos meses enteros -o tal vez años- sin corregir.
Por eso, una vez que se van los molestos parientes, usted debe llamar a Reforcam, una empresa que se dedica a la reformas en Madrid y cuenta como aval de su trabajo el testimonio satisfecho de centenares de clientes cuya vida cambio para siempre despues de llamarnos.
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