Real Colegiata de San Hipólito Fundada en 1343 por Alfonso XI para conmemorar su victoria en la batalla del Salado en 1340, se construyen en el siglo XIV sólo el ábside y el crucero, quedando paralizadas las obras hasta el 20 de marzo de 1726 en que se iniciaron las obras de ampliación que culminaron en 1736, levantándose la nave, la fachada (José Aguilar y Tomás Jerónimo de Pedrajas), capilla del Pilar, claustro y torre (inacabada). El claustro, tiene galerías de una planta, con arcos de medio punto sobre columnas de tipo bulboso. Está cerrado parcialmente. La iglesia es de una sola nave, con crucero y cabecera poligonal góticas, cubiertas con bóvedas de crucería, arco toral que cierra la obra medieval y nave cubierta con bóveda de cañón. La sacristía se sitúa a eje, tras la cabecera. La torre, en la fachada norte, conserva escudo nobiliario en su fachada a Levante. La fachada a la plaza está compuesta por un gran prisma rectangular con frotón triangular en ladrillo estucado, con la portada barroca en piedra. Presenta otra portada a la avenida del Gran Capitán de acceso al claustro, con escudo de tipo real, y una tercera, también barroca, que accede a las dependencias de calle Menéndez Pelayo. La Colegiata también tiene fachada a Alonso de Aguilar A esta Colegiata se trasladaron los restos de Alfonso XI y Fernando IV que estaban en la capilla real de la Catedral. También tiene sepultura en esta iglesia el humanista, escritor y arqueólogo cordobés Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II.
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